Los gritos también dejan huella en la personalidad de los niños
Siempre que se habla de maltrato infantil la imagen que viene a
nuestras cabezas es la de un padre o madre golpeando a su hijo, sin
embargo hay otro tipo de maltrato que no deja huella física pero sí
psicológica, el llamado maltrato psicológico.
Un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Escuela Simmons de Trabajo Social de Boston (EEUU) muestra que no hace falta pegar a un menor para dejar señales de por vida en su personalidad, sino que basta con gritarle.
Muchas mujeres nos hemos encontrado en una situación de descarga
emocional, y probablemente esta va dirigida a nuestros hijos o a nuestra
pareja cuando ellos no son los culpables. Factores como el trabajo, los
que haceres domésticos, la rutina del día a día, el cuidado de nuestros
hijos y de nuestra pareja nos hacen convertirnos en mujeres “pulpo o
malabaristas”, queremos abarcar todo y no logramos el balance perfecto, y
claro, el ser ama de casa es una gran responsabilidad, pero aquí te
daremos unos consejos prácticos para que encuentres el balance en tu
vida y puedas mantener la calma cuando estas descargas te conviertan en
una esposa o mamá gruñona:
1. Aprende a manejar el estrés: el estrés es una
reacción a las presiones físicas, emocionales y ambientales, y bajo su
influencia hasta la mejor mamá puede descuidar o hasta maltratar a sus
hijos. Ojo con esto, porque si cruzas la línea del maltrato físico luego
las consecuencias te harán sentirte aún peor emocionalmente.
2. Reconoce cuando viene la descarga: tu cuerpo
comienza a dar señales como la ansiedad, tensión, nerviosismo,
preocupación excesiva, temor, irritabilidad, enojo, susceptibilidad, ira
o incluso depresión, desilusión, tristeza, apatía, excesiva culpa e
incapacidad para disfrutar de los momentos entre otras. Estas señales
básicas son un previo aviso que no estás bien anímicamente, por lo mismo
escúchalas y responde al llamado, detente en lo que estés haciendo,
anota en un papel o reflexiona por 5 minutos enumerando lo que en ese
instante estás sintiendo, el crear conciencia de estas señales te hará
darte cuenta que estás al borde de colapsar, detonar la bomba y
descargar.
3. Detecta el detonante: muchas veces hay
situaciones que detonan tu conducta, cuando te pase y te hayas
convertido en la gruñona medita acerca de lo que te haya hecho explotar,
encuentra la causa verdadera, piénsala claramente y reflexiona si es o
no necesario haber perdido tu paz por ello. Si sabes que puede volverte a
suceder esa situación entonces anticípate a ella y evítala.
4. Ordena tus prioridades: no es posible que puedas
enfocarte en todo al mismo tiempo porque eres un ser humano, y por lo
mismo ordena tus prioridades y si hay varias cosas que debes solucionar
en el mismo momento entonces pide ayuda y delega. Recuerda que el orden
de prioridades es importante que lo determines claramente, ya que no es
una prioridad limpiar la casa cuando a lo mejor en ese preciso momento
uno de tus hijos quiere contarte algo importante. Todas las prioridades
van de acuerdo a tus propios principios, lo que es prioritario en el
trabajo no sustituye lo prioritario e importante en tu familia, es
decir, siempre tu familia va antes de cualquier trabajo que puedas
desempeñar, un buen trabajo reconocerá que tu no te desempeñarás igual
si en tu hogar no está bien.
5. Tú eres el pilar de tu hogar: la mujer como pilar
del hogar debe estar bien ante cualquier adversidad, tu eres el apoyo
para tus hijos, y si quieres descargar porque también eres ser humano y
tienes sentimientos, hazlo con tu mejor amiga, háblale y desahógate.
Date tu tiempo, acostumbra a dedicarte un día a la semana o una hora al
día para ti, ya sea leyendo, viendo tu programa favorito, o haciendo tu
pasatiempo favorito. Recuerda que si la madre no está feliz, por lo
tanto no podrá tener hijos felices.
Los hijos son el reflejo de sus padres, y los hijos de madres
gruñonas por lo tanto serán niños que estarán desarrollando
inseguridades por desaprobación, esto afectará su personalidad y puede
desencadenar en problemas de conducta como la agresividad, la timidez,
ansiedad y otros más. Es importante que valides sus sentimientos,
reconócelos, habla con ellos, comparte calidad de tiempo con ellos y no
tanto cantidad, acostumbra a reir con ellos, escúchalos.
6. Encuentra apoyo para descargarte: rodéate de
personas que puedan transmitirte calma y no que fomenten tu ansiedad,
acostúmbrate a desahogarte con personas de confianza. Si crees que el
problema ha escalado y ya has cruzado la línea de la agresión física y
doméstica te sugerimos que consultes con un especialista en terapia
familiar o bien un psicólogo.
7. Aprende a planificarte y organizarte: la mayoría
de los casos en mamás gruñonas coinciden en que no saben organizar su
tiempo y por lo tanto no saben manejar la situación. Si sabes que vas a
tener un día cargado y agitado, anticípate la noche anterior y anota en
una lista todas las tareas del día próximo, ordénalas y ponles hora
determinada para que vayas acoplada al horario, considera horas pico en
el tráfico. Haz lo desagradable de primero y lo placentero de último.
Evita que las tareas se te acumulen en la semana. Aprende a delegar y
pedir ayuda. Establece las prioridades y aprende a dejar para mañana lo
que no pueda llevarse a cabo hoy. Sé determinante y que no te de miedo a
decir “NO” cuando te impongan responsabilidades innecesarias o a las
tareas que puedes opcionalmente elegir.
8. Encuentra una válvula de escape: si tu
personalidad es explosiva o energética, entonces encuentra ocupaciones
que te hagan disminuir el nivel de energía que posees dentro, instituye
actividades como salir a correr, esto te hará descargar y a la vez
meditar mientras lo haces. Con encargar una hora a tus hijos, no los
estarás abandonando, a ellos les importa más una mamá feliz que una mamá
alterada.
9. Comprende y acepta las capacidades y limitaciones de tus hijos:
a veces hay situaciones que se salen de tus manos como que tu hijo
derrame el vaso de refresco sobre la mesa o sobre su ropa, esta sencilla
escena es a veces motivo de caos para muchas mamás, pero al comprender y
aceptar que tus hijos no tienen la experiencia que tu tienes como mujer
y madre, aprenderás que ellos son capaces de cometer accidentes,
interrumpirte y equivocarse.
10. Corrigiendo con cariño: muchas veces al momento
de crecer y llegar a ser adultos tus hijos no recordarán en qué fallaron
en sus tareas del colegio, en la comida que derramaron, el cuarto que
dejaron desordenado; pero sí recordarán el trato con que tú les pedías
las cosas y la forma en que los corregías, por esto se dulce y cuidadosa
en el empeño que pones al educar a tus hijos.
Practicando algunos puntos anteriores podrás notar la diferencia en
como manejas el estrés. Te animamos a que pruebes dar el primer paso.
Ánimo porque eres una gran mujer y sobre todo una gran mamá.

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